El sector de la construcción atraviesa un momento decisivo: necesita reducir su huella ambiental y, al mismo tiempo, responder a una demanda creciente por proyectos más eficientes, seguros y sostenibles. En este escenario, la tecnología emerge como la gran aliada para transformar la forma en que se diseñan, gestionan y ejecutan las obras. Desde la impresión 3D en concreto hasta las plataformas digitales que calculan las emisiones de carbono, la innovación impulsa una nueva etapa donde productividad y sustentabilidad van de la mano.
Las herramientas digitales, conocidas como SoftTech, facilitan la gestión integral de los proyectos mediante el uso de modelado BIM, gemelos digitales, inteligencia artificial y entornos colaborativos. En paralelo, las soluciones HardTech —como la robótica, los drones, la impresión 3D y los nuevos materiales estructurales— aportan precisión, velocidad y menor impacto ambiental. La unión de ambas áreas da origen a la “Construcción 4.0”, un modelo en el que cada proceso puede medirse, optimizarse y perfeccionarse.
Uno de los avances más prometedores es la impresión 3D en construcción, que ya se utiliza para levantar viviendas en menos tiempo, con menor costo y reduciendo significativamente las emisiones. Las proyecciones del sector estiman que este mercado alcanzará los 260 millones de dólares en 2025, mientras que la industria global de tecnologías aplicadas a la construcción (ConTech) podría superar los 115 mil millones en 2028. Además, el desarrollo de nuevos materiales sostenibles, como la madera estructural (CLT), el grafeno, los polímeros reforzados o los concretos reciclados, refuerza la tendencia hacia la descarbonización del sector.
La medición de la huella de carbono se ha convertido en un aspecto clave del diseño y la planificación de obras. A través de análisis de ciclo de vida, simulaciones energéticas y trazabilidad de materiales, es posible crear edificaciones con menor impacto ambiental desde la fase inicial hasta su operación. Este enfoque responde tanto a normativas cada vez más exigentes como a una sociedad que demanda construcciones más responsables y resilientes.
A pesar de los avances, la adopción tecnológica aún enfrenta desafíos: la resistencia al cambio, la falta de personal especializado, los problemas de interoperabilidad y una inversión en innovación que todavía no supera el 1 % del gasto total del sector. Para superarlos, los expertos sugieren implementar proyectos piloto, alinear la innovación con los objetivos estratégicos y fomentar alianzas entre empresas, universidades y gobiernos que promuevan estándares comunes.
En América Latina, y especialmente en Perú, estas tendencias abren una oportunidad única. La necesidad de infraestructura sostenible, la vivienda social y la eficiencia en el uso de recursos convierten a las tecnologías disruptivas en un pilar clave para el crecimiento del sector. La impresión 3D, los nuevos materiales y la digitalización ya no son una promesa a futuro: son el presente de una construcción más competitiva y comprometida con el planeta.