Las nuevas tecnologías han revolucionado la manera en que se mide la calidad del aire, alcanzando un 95% de precisión en la predicción de la contaminación. Gracias a estos avances, las ciudades pueden tomar decisiones más informadas y garantizar entornos más saludables para sus habitantes.
Un desafío creciente en las grandes urbes
La contaminación del aire es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Factores como el tráfico vehicular, la actividad industrial y las condiciones climáticas juegan un papel crucial en la calidad del aire que respiramos, incidiendo directamente en la salud pública.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una herramienta clave para optimizar la medición y el monitoreo ambiental. Con su implementación, tanto autoridades como ciudadanos pueden acceder a datos en tiempo real y tomar medidas efectivas para reducir la contaminación.