Hace tres décadas, el diseño arquitectónico se trazaba con paralela, escuadra y dingrafo. Cada línea dependía de la precisión de la mano y de largas horas sobre el papel. Pero desde los inicios de AEI, su socia fundadora, Marta Gallo, intuyó que la tecnología sería un puente hacia nuevas formas de pensar y crear.
El primer gran salto llegó con la revolución de AutoCAD 9. Dibujar una curva requería ingresar coordenadas numéricas —no existía el mouse—, y sin embargo, ese proceso arduo abrió la puerta a imaginar una arquitectura que trascendía el papel. Años más tarde, en un congreso en Toronto, Marta escuchó por primera vez un término que transformaría la práctica: *Revit*. La idea del modelado de información para la construcción resultó tan fascinante como inevitable. AEI SPACES fue pionera en traer esta visión a Colombia, iniciando talleres internos para formar a jóvenes arquitectos en una herramienta que aún no llegaba a las universidades. Así comenzó una nueva etapa donde aprender y enseñar se convirtieron en un acto colectivo, impulsado por la curiosidad y la pasión por innovar.
Esa misma visión ha impulsado a AEI a expandir los límites de la disciplina, explorando entornos que van más allá de lo físico. La firma ha incursionado en el diseño arquitectónico dentro del metaverso, en experiencias de realidad virtual y aumentada, e incluso en el uso de tecnologías como los NFTs para establecer propiedad digital sobre conceptos espaciales. Una muestra de cómo la arquitectura, cuando se une a la tecnología, puede adquirir nuevas dimensiones.

Desde entonces, cada avance tecnológico ha estado acompañado por un crecimiento humano. En AEI, la tecnología nunca ha sido un fin, sino un medio para fortalecer la colaboración, compartir conocimiento y construir cultura. La verdadera evolución no ha sido solo pasar del paralelógrafo al metaverso, sino consolidar comunidades de trabajo que aman lo que hacen.
Hoy, los proyectos de AEI integran herramientas que incorporan inteligencia artificial para optimizar recursos, anticipar escenarios y diseñar de manera más sostenible e inclusiva. Sin embargo, la esencia sigue siendo la misma: la tecnología es solo un instrumento; el alma proviene de las personas. La IA sin alma es código. La IA con alma es aquella que transforma espacios en lugares que inspiran, que incluyen, que cuidan del planeta.
La historia digital de AEI SPACES es, en el fondo, la historia de un sueño colectivo: evolucionar siempre, enseñar siempre, aprender siempre. Porque la verdadera innovación ocurre cuando la tecnología se encuentra con la pasión humana.



