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Drones constructores: una mirada al futuro urbano que podría transformar el mercado inmobiliario

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Imaginar el futuro de las ciudades nos lleva, inevitablemente, a mirar al cielo. No porque encontremos respuestas en las nubes, sino porque allí podrían estar los constructores del mañana: enjambres de drones colaborativos capaces de levantar edificios, reparar cañerías o mantener infraestructuras críticas sin entorpecer la vida cotidiana. Esta visión, que parece sacada de la ciencia ficción, está más cerca de hacerse realidad gracias a los avances en robótica inspirada en la naturaleza.

El Dr. Mirko Kovac, investigador del Imperial College de Londres, lidera uno de los equipos que más ha profundizado en este campo. En un reciente estudio publicado en Science Robotics, su equipo plantea un enfoque basado en el comportamiento colectivo de animales como termitas, castores y aves. Según Kovac, si logramos que los robots trabajen en conjunto como una colonia de insectos, podríamos transformar profundamente la manera en que construimos y cuidamos nuestras ciudades.

“Al incorporar robots en la construcción, se espera minimizar la exposición de las personas a situaciones peligrosas, acelerar los tiempos de ejecución y facilitar un seguimiento constante del proceso”, afirma Kovac. Además, destaca que estos sistemas, al registrar cada acción que ejecutan, tienen el potencial de aprender y optimizar sus tareas con el tiempo, haciéndolos más eficientes a medida que trabajan.

De la biología a la ingeniería

La inspiración proviene de procesos que la naturaleza lleva perfeccionando por millones de años. Las termitas usan señales químicas para coordinarse al levantar sus nidos; los castores, al oír el sonido del agua, reparan con precisión sus represas; las aves, por su parte, construyen nidos en equipo. Replicar estas estrategias mediante algoritmos permite que los drones se comuniquen entre sí, repartan tareas y se adapten a su entorno sin intervención humana constante.

Más allá de la lógica de trabajo colectivo, también hay innovaciones en el diseño físico de los drones. Algunos pueden planear y lanzarse como aves marinas, mientras que otros imitan a las arañas, construyendo redes y desplazándose por ellas. Todo apunta a crear máquinas cada vez más ágiles, versátiles y capaces de operar en entornos complejos.

Hoy en día, ya existen prototipos que pueden identificar y reparar pequeñas fallas en estructuras, como fisuras en paredes o fugas de agua. Esto es solo el comienzo. En el NEST Aerial Robotics Hub, una iniciativa conjunta entre el Imperial College y el centro suizo Empa, se experimenta con tecnologías que permitirán a los drones patrullar y mantener edificios sin interferir con sus ocupantes.

Construcción aérea y sostenible

Uno de los avances más prometedores es la llamada Fabricación Aditiva Aérea (FAA), una técnica que utiliza drones para imprimir materiales en el aire como si fueran impresoras 3D voladoras. Esta capacidad abre un enorme abanico de posibilidades, desde la construcción de rascacielos en zonas de difícil acceso hasta la creación de refugios temporales en zonas afectadas por desastres.

Además, el equipo de Kovac está desarrollando “robots aéreos blandos”, hechos con materiales inteligentes y estructuras flexibles, que les permiten interactuar con su entorno de manera adaptativa. A diferencia de las máquinas convencionales, estos drones pueden volar, esquivar obstáculos y operar en terrenos inestables. Esto reduce la necesidad de maquinaria pesada, baja el consumo energético y disminuye la generación de residuos, haciendo que la construcción sea más sostenible.

El camino hacia un cielo lleno de robots

Aunque muchas de estas tecnologías aún se encuentran en fase de prueba, los resultados son alentadores. En el centro suizo DroneHub, ya se están realizando experimentos en condiciones reales para enfrentar algunos de los grandes desafíos del sector: lograr que los materiales impresos por los drones sean lo suficientemente resistentes, que las aeronaves naveguen con precisión sin depender de GPS y que trabajen de forma coordinada sin colisiones ni pérdidas de eficiencia.

Las pruebas iniciales muestran que los drones pueden ensamblar piezas con gran precisión y reparar estructuras dañadas de forma autónoma. Si el desarrollo sigue esta trayectoria, es posible que pronto veamos un nuevo paisaje urbano, donde pequeños robots voladores contribuyen activamente a construir y mantener ciudades más seguras, veloces y ecológicas.

Fuente original: Meteored Argentina

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