Cuando la inteligencia artificial se convierte en una prioridad estratégica para las grandes potencias, lo que está en juego deja de ser solo la adopción de tecnologías. También se redefine qué modelos de negocio, estructuras laborales y formas de liderazgo serán sostenibles en los próximos años.
La inteligencia artificial generativa funciona como un motor que acelera una red compleja de cambios que suceden más rápido de lo que podemos procesar. Mientras el mundo intenta comprender sus implicancias, Estados Unidos y China ya la han identificado como infraestructura estratégica clave para disputar la supremacía global.
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El 23 de julio, Donald Trump presentó su “Plan de acción de IA para América”, dejando en claro que, para su gobierno, la IA no es solo una herramienta, sino la base de una infraestructura nacional para mantener la ventaja competitiva estadounidense. “Estados Unidos está en una carrera para lograr la dominación global en inteligencia artificial”, señala el documento. Este plan incluye inversiones masivas en centros de datos, desregulación para acelerar la innovación, formación de talento técnico a gran escala y la continuidad del liderazgo del sector privado.
Solo tres días después, durante la Conferencia Mundial sobre Inteligencia Artificial (WAIC), China presentó su propio marco de acción, con un enfoque distinto: promover la gobernanza global de la IA a través de organismos multilaterales, priorizando equidad, estabilidad y seguridad internacional. Si esta propuesta avanzara, las reglas sobre la gobernanza de la IA podrían definirse fuera del ámbito puramente comercial.
A pesar de sus diferencias, ambos enfoques reconocen a la IA como la plataforma sobre la que se construirá el futuro, redefiniendo completamente el contexto en el que las empresas deberán operar.
Repensar el modelo de negocio
La mayoría de los modelos de negocio actuales se diseñaron para entornos estables, con ciclos de adopción tecnológica prolongados y estructuras de control claras. Sin embargo, la IA está desmantelando las ventajas competitivas tradicionales.
Hoy ya se observa cómo empresas a la vanguardia usan IA para prototipar y explorar la experiencia del cliente antes de lanzar productos, identificar nuevos segmentos de mercado u optimizar cadenas de suministro.
Según el reporte de tendencias 2025 del Future Today Institute, para 2030 más de 125.000 millones de dispositivos estarán conectados y generando datos de manera continua, lo que potenciará los Modelos de Acción (la evolución de los Modelos de Lenguaje Natural como ChatGPT) para aprender y actuar de forma autónoma. Esto nos acerca a una era de hiperpersonalización de productos y servicios, donde la velocidad será la nueva escala, y ya empezamos a sentirlo.
En este nuevo escenario, las empresas no solo competirán por eficiencia: competirán por acceso a infraestructura, interoperabilidad y experiencia del cliente. Y el tiempo para reaccionar se medirá en meses o incluso semanas.
Qué exige esta disrupción a los líderes
Los líderes que prosperen serán aquellos que entiendan que el mayor riesgo no es adoptar IA demasiado rápido, sino hacerlo sin visión, preparación ni gobernanza. Como afirma Rita McGrath, especialista en estrategia y gestión en entornos de incertidumbre: “la ventaja competitiva ahora es transitoria”. Las empresas exitosas generan ventajas temporales mediante una gobernanza que fomenta la experimentación continua, evalúa señales débiles del entorno y desmantela rápidamente modelos que empiezan a fallar.
Esto requiere líderes con coraje para tomar decisiones audaces y mantener a sus equipos enfocados, informados y alineados con la secuencia de cambios que atraviesa la organización. La inversión en upskilling y reskilling será determinante en esta etapa.
Preguntas clave para toda empresa
Los próximos años traerán nuevas industrias, materiales, profesiones e incluso empresas rentables de una sola persona. Cualquier organización que quiera mantener su competitividad necesita un plan de implementación de IA, que no empieza por qué herramientas adquirir, sino con preguntas estratégicas:
- ¿Qué tipo de IA vamos a usar?
- ¿En qué procesos la aplicaremos?
- ¿Qué talento necesitamos?
- ¿Qué capacidades debemos desarrollar en nuestro equipo?
- ¿Qué cultura organizacional favorece la adaptación a la incertidumbre y disrupción?
- ¿Qué resguardos éticos y técnicos estableceremos?
Las respuestas no pueden delegarse: deben formar parte del núcleo estratégico de la empresa. Las organizaciones que prevalezcan serán aquellas capaces de crear sistemas adaptativos, que detecten cambios y reorganizen recursos casi en tiempo real. Como escribió Albert Camus: “La verdadera generosidad hacia el futuro consiste en entregarlo todo al presente”. Ese presente es ahora.